

Limpiar suavemente
Las joyas, especialmente las delicadas y valiosas, deben manipularse con cuidado. Las joyas antiguas, debido a su delicadeza, suelen ser más frágiles y requieren una atención especial en comparación con las piezas nuevas. Además, determinadas joyas como anillos y pulseras están más expuestas a golpes y roces, lo que requiere mayor precaución.
Para cuidar tus joyas de oro y plata, te recomendamos limpiarlas al final de cada día utilizando un paño suave para eliminar huellas dactilares y grasa acumulada. Una gamuza es ideal para este tipo de limpieza. Una vez a la semana, realiza una limpieza más profunda: prepara media taza de agua tibia con unas gotas de jabón líquido, luego sumerge tus joyas durante tres minutos. Luego enjuágalo bien con agua limpia y sécalo suavemente.


Piensa en proteger
Es recomendable quitarse los anillos cuando se lave las manos, ya que algunos metales pueden ser sensibles a la humedad.
También es mejor ponerse las joyas después de vestirse y perfumarse, ya que el alcohol del perfume puede alterar su brillo y provocar oxidación.


mantén el brillo
Es importante quitarse las joyas antes de utilizar productos domésticos, ya que algunos productos químicos pueden alterar su brillo.
Para conservar sus joyas, guárdelas en bolsas individuales para evitar contacto y rayones.
Recuerda también quitártelos por la noche y durante actividades como deporte, jardinería o bricolaje. La sudoración, rica en acidez, puede afectar a tus joyas.

Evite el agua y la arena.
La playa o la piscina no son recomendables para tus joyas: el roce de la arena matifica la superficie de las joyas y el agua muy clorada puede oxidar el metal.